La ignorancia es muy atrevida

A Paula (y a quienes le han antecedido en similares circunstancias)

los_lunes_al_sol-421028434-largeNunca me cansaré de repetir que no somos un país anglosajón, para lo bueno y para lo malo.  Para lo bueno es que podemos beber a cualquier hora sin tener en cuenta el cierre de los pubs, que no comemos sólo sándwiches con peinillo y que tenemos muchas más horas de luz. Para lo malo es que la mayoría no hablamos inglés fluido (y sin fluir) y que a buena parte de nuestros gestores le importa un carajo la cultura y las bibliotecas, tanto las públicas como las especializadas. Y así nos va.

No por inesperada la noticia de la “expulsión” (más apropiada que despido”, porque no ha habido una crítica de su gestión y porque además sus funciones han sido usurpadas por personal no-bibliotecario) de la bibliotecaria del Hospital de Castellón no debería de sorprendernos en esta situación de crisis donde todo vale para cargarse lo que más vale: una experta bibliotecaria al frente de una biblioteca especializada de un centro hospitalario (en el que se presupone que sus médicos y enfermeras leen, se actualizan, publican, defienden y presentan tesis, y defienden y presentan trabajos de grado, y se forman para atender a sus pacientes con el mayor conocimiento posible).

Algo debemos de estar haciendo mal en las bibliotecas, me preguntaba en un tuit esta misma semana, cuando los que mandan y están en la estratosfera de la gestión entienden que da lo mismo que rija los destinos de una biblioteca un profesional de la documentación que cualquier otro profesional (muchas veces el primero que pasaba por allí). No parece este el caso pues de sobra es conocida la profesionalidad de la bibliotecaria de Castellón, por lo que resulta aún más absurda la situación. Como comentaba Verónica Juan estos días, resulta más caro un incompetente que un profesional. Pero esas cuentas tampoco las hacen los de las alturas. Simplemente, sale más barato contratar un no-bibliotecario que un bibliotecario. Es la economía, idiota. Y la situación es repetitiva desde hace tiempo, como también ha señalado Carlos Guitián en la lista BIB-MED.

Todo porque, y vuelvo al principio como en una cinta de Moebius, no somos un país anglosajón y una parte de nuestra población y buena parte de nuestros gestores creen que un bibliotecario es simplemente el guardián de unos libros obsoletos que ya nadie consulta o el guardián de una sala de lectura a la que acuden los médicos, entre operación y operación, a ocupar el tiempo.

Quizás no sepan, o quizás no quieran saber estos gestores y esta parte de la población desconocedores de las funciones de un bibliotecario de hospital, que los profesionales que rigen las bibliotecas especializadas en los centros sanitarios dedican tiempo y esfuerzo a realizar búsquedas bibliográficas expertas para que los usuarios encuentren la información más relevante (porque no es lo mismo publicar un artículo con 10 referencias extraídas de Google que con las 10 mejores referencias encontradas con la ayuda de un bibliotecario), porque dedican tiempo y esfuerzo a enseñar a sus usuarios el manejo de las numerosas herramientas bibliográficas disponibles (bases de datos, repositorios, catálogos, plataformas, gestores….), porque dedican tiempo y esfuerzo a recopilar la producción científica de los profesionales de su institución y a difundir dicha producción para que se vislumbre cuánto y bien trabajan dichos profesionales,   porque dedican su tiempo y esfuerzo a gestionar unos exhaustos presupuestos con los que suscribir las cada vez más caras revistas científicas que leen y consumen sus usuarios, porque dedican tiempo y esfuerzo a enseñar qué es eso de los cuartiles y los factores de impacto, y a encontrar dichos indicadores bibliométricos para que sus usuarios cumplimenten sus CV según los criterios de ANECA, porque dedican tiempo y esfuerzo a ayudar a sus usuarios cómo redactar correctamente una bibliografía para sus tesis y trabajos de grado, y porque dedican tiempo y esfuerzo no sólo a proporcionar artículos mediante el reconocido servicio de obtención de documentos sino a muchas otras cosas que no se valoran. Quizás haya llegado el momento de tener que colgar en las puertas de las bibliotecas, como hiciera Lutero en las puertas de las iglesias, las funciones del bibliotecario de la biblioteca a la que el usuario acaba de acceder.

Lo realmente triste de esta situación es que cada x tiempo haya que recordar lo que hacemos, y bien, en las bibliotecas para defender un oficio que en los países anglosajones ya no necesita defensa. ¿Qué mejor defensa que ver las instalaciones, los recursos y el personal que trabaja en cualquier hospital norteamericano? Podremos hacer huelgas, podremos escribir entradas en un blog como éste, escribir cientos de tuits, quejarnos y vociferar, pero lo único que nos puede salvar es organizarnos, luchar agrupados por nuestros derechos y deberes y seguir trabajando como hemos hecho durante años, y comenzar a difundir y a divulgar lo que hacemos. Hacer más visibles aún nuestros cursos, nuestros repositorios y nuestros recursos. Hacernos más visibles cuando hacemos reuniones, jornadas y congresos. Y, sobre todo, demostrar que en una biblioteca se hacen muchas más cosas que el préstamo interbibliotecario, una tarea administrativa que, en el fonfo, puede hacer cualquiera. Quizás por eso, porque estamos vendiendo muchas veces que nuestra máxima dedicación y nuestra máxima preocupación es el préstamo interbibliotecario por lo que muchos ignorantes de nuestro trabajo están prescindiendo de nosotros. Al margen de que les preocupe muy poco que sus médicos y enfermeras estén bien formados en el manejo de recursos de información y que les preocupe bien poco optimizar las revistas y los recursos suscritos, que sin una bibliotecaria al frente, van a ver mermado su uso y mucho.

No somos anglosajones, ni falta que nos hace. Lo que hace falta es que los gestores entiendan que las bibliotecas, todas, públicas, universitarias y especializadas tienen una misión muy clara y necesaria en esta “sociedad del conocimiento” y que nosotros, los bibliotecarios, seamos capaces de demostrar que hacemos cosas, muchas más cosas, que fotocopiar y escanear artículos. Lo primero no está en nuestras manos bibliotecarias, lo segundo sí.

(Por José Manuel Estrada. Bibliotecario y documentalista)

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5 respuestas a La ignorancia es muy atrevida

  1. Rocio dijo:

    Yo creo que uno de las cosas que comentas es la clave del problema, tenéis que haceros más visibles e indispensables. Yo he estudiado 6 años de medicina y 4 de especialidad y a penas he tenido contacto directo con el bibliotecario, seguramente por la ignorancia de vuestras capacidades. Tenéis que hacer todo lo posible porque vuestros usuarios os conozcan y valoren, porque son los que pueden salvaros de la pira, y permanecer unidos para generar ideas que os ayuden a ello. Y nada, que me gusta mucho tu blog, es realmente entretenido.

    • A Gómez dijo:

      Soy documentalista y bibliotecaria (con mis años de licenciatura, especialidad y doctorado), por suerte tampoco tengo contacto con los médicos y no por no hacer uso de sus tareas dejo de valorarlos. Creo que es cosa de todos hacer que esa ignorancia se reduzca.
      Si hay especialistas formados en documentación y bibliotecas médicas será por algo. Igual que luchamos porque se contraten especialistas en geriatría, medicina, enfermería o logopedia, en magisterio o en carreteras, deberíamos también defender otras profesiones, ¿no?

    • Rocio dijo:

      Por supuesto, tienes toda la razón. Yo creo que que no haya un contacto más directo entre estudiantes (médicos o no) y bibliotecarios no es algo acertado (al menos, simplemente, para conocer cómo podemos hacer un buen uso de los medios disponibles) . De hecho, en la carrera yo tuve asignatura que era «Biblioteconomía y documentación», así que no desmerezco para nada vuestra profesión que veo sumamente necesaria. Yo no he dicho que haya sido una suerte no tener contacto con bibliotecarios, más bien lo contrario, así que lo que no he entendido de tu respuesta a mi comentario es esto: «por suerte tampoco tengo contacto con los médicos». En fin, creo que todas las profesiones son importantes, pero algunas son menos visibles que otras porque no se te explican como salida profesional antes de escoger carrera o porque no se hacen series de televisión sobre ellas…Dicho lo dicho, mi mensaje no era de polémica, sino todo lo contrario, de apoyo y admiración a vuestra labor.

  2. Pues es cierto todo lo que dices. Pero mientras estamos ocupados en el préstamo interbibliotecario (y en un catálogo nacional que está hecho y no sale…), dejamos que «aprofesionales» negocien y suscriban recursos de información científica en el Ministerio de Sanidad, en lugar de exigir nuestra presencia como profesionales….y luego se van de vacaciones sin renovar (a quién le va a importar?) Y todos nuestros usuarios nos piden explicaciones a nosotros, que no hemos intervenido en el proceso. Y encima, hay quien se rasga las vestiduras porque exigimos ser nosotros los que intervengamos directamente en el proceso. Que por eso luego se creen que cualquiera puede hacer nuestro trabajo: porque dejamos que lo hagan.

    Los señores catedráticos que han puesto en un informe de 7 hojas «Los recursos actuales de personal del CHPC se pueden cubrir las funciones de documentalista por lo que se propone la no renovación de la plaza» (sic) son unos tremendos inconscientes e ignorantes en Documentación Científica (también en redacción, pero como yo no soy especialista en esto, dejo las críticas a los profesionales de la cosa) No tengo ningún inconveniente en hacer esta afirmación por escrito y tampoco en hacerla presencialmente si es que me dan la oportunidad (que no lo descarto).

    Y sin querer ser modelo para nadie (cada uno sabe lo que tiene en su trabajo) creo que eso es lo que debemos hacer: decir a los que piensan que nuestro trabajo lo puede hacer cualquiera, que son unos ignorantes. Se trate de jefes, jefecillos o jerifaltes…. o ministras de Sanidad!

  3. Pingback: No saben lo que se pierden: sobre las bibliotecas de hospital y las crisis | Biblioteca HFLR

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