Un inglés y un francés

campusv3No pretende esta entrada ser un remedo de aquellos antiguos chistes en los que siempre aparecía un alemán, un francés, un inglés y un español y, se le diera las vueltas que le diera, el más listo siempre era este último, en una seña más de la evidente superioridad con que la naturaleza ha caracterizado a todos los habitantes al sur de los Pirineos (y que fue signo de identidad de un régimen desde 1939). Tampoco pretende emular la canción del limón, limonero que popularizaran Henry Stephen o Basilio allá por los años 70 del siglo XX. La razón es bien otra pero explicarla hay que acudir a un flashbacks literario (o cinematográfico).

Desde la instauración del grado en la universidad española, los alumnos del último curso han de elaborar y presentar un llamado trabajo fin de grado ante cuya redacción se les plantean no pocas dudas. En algunas universidades y en algunas escuelas, como en la de Enfermería de la Universidad Complutense de Madrid, se han propuesto remediar la desorientación de algunos de sus alumnos poniendo a su disposición en su Campus Virtual ciertas herramientas que les faciliten la redacción del trabajo y, por supuesto, también la correcta elaboración y escritura de las referencias bibliográficas, cuyo peso en la nota final del trabajo no es baladí.

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Un equipo multidisciplinar, en el que han participado profesionales de la enfermería y de la biblioteconomía de la propia escuela pero también de un par de hospitales de Madrid (Doce de Octubre y Ramón y Cajal), ha preparado como ayuda del alumno un Cuestionario de Autoaprendizaje y una Guía de Autoevaluación, que son el germen de ambicioso apoyo documental, que irá creciendo con más casos prácticos en los próximos cursos.

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Un Cuestionario de Autoaprendizaje en el que el alumno podrá ir resolviendo sus dudas en lo relativo a la búsqueda de información, la selección de los documentos y la elaboración de las referencias en formato Vancouver. Además, esta herramienta mediante un buzón de sugerencias permite a los alumnos enviar sus dudas concretas en busca de respuesta.

Y precisamente una duda de una alumna ha sido la causante de esta entrada en el blog. Para resolverla, primero una pregunta:  ¿Encuentra usted, estimado lector, alguna diferencia relevante entre los dos siguientes párrafos?

-Párrafo A: Lung cancer is one of the leading causes of death globally.1 (New England   Journal of Medicine. 2016;374:1864-1873)

-Párrafo B: The age-adjusted prevalence of obesity in adults in the United States is estimated to be 35 % [1]. (BMC Public Health. 2016;16:460)

¿Que uno es más largo que el otro? Eso está claro, pero buscamos algo más sutil ¿Que proceden de revistas diferentes? Sí, eso es cierto, pero no es lo que buscamos, pues esa diferencia la descubre un niño de preescolar y usted es mucho más inteligente. ¿Qué una revista requiere suscripción y otra es de acceso libre? No, frío, frío, no se trata de permisos de lectura. ¿Qué una cita está escrita en superíndice y otra entre corchetes? No, pero casi, anda cerca el problema. ¿Alguien se ha parado a observar detenidamente dónde se sitúan los números de las referencias en ambos párrafos? ¿Delante o detrás del punto final? Ahí era donde queríamos llegar. El que este blog suscribe, por defecto o por costumbre, tiende a escribir el número de la cita siempre antes del punto, cerrando así la frase, como hace el BMC Public Health, pero ocurre que el New England Journal of Medicine hace todo lo contrario. Y una alumna preguntó precisamente eso, dónde colocar el número de la cita, si antes o después de una coma, si antes o después de un punto y coma, o si antes o después de un punto final, habiendo visto ambas posibilidades. En artículos de revistas bien distintas.

Para darle una respuesta lo más acertada posible optamos por consultar igualmente diferentes revistas y analizar distintos ejemplos llegando también a la conclusión de que había, efectivamente, dos formas diferentes de incluir los números, antes o después de los signos de puntuación, y ambas publicadas en revistas de reconocido prestigio. ¿Alguien pues estaba haciendo algo mal? Ante nuestra duda decidimos acudir a los “supertacañones”, esto es, a la máxima autoridad en la materia, la RAE, a través de su formulario de consulta, accesible a todos los ciudadanos. Y esto es lo que contestó la RAE (no siga usted leyendo si no le gustan los spoilers):

En relación con su consulta le remitimos la siguiente información, extraída de la Ortografía de la lengua española (Espasa, 2010), págs. 299-300: Existen dos modelos de colocación de las llamadas indicativas de una nota final o a pie de página con respecto a los signos de puntuación, ambos igualmente correctos.

  1. En el sistema francés, la llamada de nota se sitúa inmediatamente antes del punto y del resto de los signos delimitadores principales (coma, punto y coma, y dos puntos), pero después de los puntos suspensivos.
  2. En el sistema inglés, la llamada se sitúa siempre tras el signo de puntuación, sea cual sea. Este sistema presenta la desventaja, frente al anterior, de que no permite diferenciar cuándo la nota se refiere a la palabra que precede al signo de puntuación y cuándo a un segmento mayor”

Así pues, haciendo gala de su nombre, el NEJM, pese a ser norteamericano, seguiría, a ojos de la RAE, el modelo inglés , y el BMC Public Health, aun siendo inglés, seguiría el modelo francés. Estimado lector, elija usted el modelo que prefiera siendo, como sentencia la RAE, ambos correctos pero no los mezcle, pardiez! Punto y final.

(Por José Manuel Estrada. Bibliotecario y documentalista)

 

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